
Capas de abrigo en cada rincón
En invierno, todo se trata de texturas. Usá mantas de polar, lana o piel sintética. Sumá almohadones en pana, terciopelo o tejidos gruesos. Incluso una alfombra mullida puede cambiar por completo el ambiente.

Velas, luces tenues y detalles en madera
Armá rincones cálidos con velas (muchas), lámparas bajas y algún detalle en madera o cerámica. Estos materiales aportan calidez visual y hacen que el espacio se sienta más humano y natural.

Colores suaves y envolventes
Apostá por una paleta que incluya blanco roto, gris claro, beige y azul profundo. Estos colores dan una sensación de calma y elegancia sin sobrecargar el espacio.

Aromas que abrigan
En invierno, los aromas dulces y envolventes son clave. Vainilla, cacao, canela, café… Probá con sahumerios, difusores o velas aromáticas. Todo suma para crear una atmósfera de abrigo.